sábado, 3 de mayo de 2008

Gigantes Invaden Saltillo!

Bueno como lo prometido es deuda, aqui les traigo algunas de las fotos que tome, recuerden que no soy fotografa, jeje se que las fotos son malas, pero los goblos son increibles!, la verdad es muy impresionante verlos, vale la pena que los vayan a ver, todavia les queda mañana y si ya de plano no les alcanza el tiempo, pues vallan a Torreón, tambien ahi se realiza, y creo, si me equivoco corrijanme, es en octubre.
Pero bueno esperemos que se logre hacer el festival año con año, que para el proximo se preparen aun mucho mas, con mas publicidad, por que esto del festival se empezo a promocionar como unas dos o tres semanas antes. Los organizadores dijeron que faltaron mas globos debido a la corrupcion de las autoridades federales en la frontera, no se dijo exactamente que paso, fueron creo un total de10 globos los que vinieron, para el otro año esperamos MAS!
















jueves, 1 de mayo de 2008

Leyendas de Saltillo: "El Callejón del Truco"


Partiendo de la calle Real, ahora Hidalgo, y terminando en la empinada calle del "Cerrito", llamada actualmente Bravo, como un desafío a las reglas de la estética y geometría, está el callejón del Truco, formando manzana con el de la Capilla del Santo Cristo, manzana que fue propiedad y morada de uno de los primeros pobladores de la Villa de Santiago del Saltillo, don Santos Rojo.

Este callejón, albergue actualmente de citas y amoríos, por su recogimiento y falta de alumbrado, tiene tambien su historia.

No encierra ésta precisamente un suceso extraordinario, como muchas otras calles de la ciudad; pero nos hemos acordado de él, por que casi todos los habitantes de Saltillo, desconocen el origen del nombre que aún lleva en la actualidad.

Hace poco más de cien años, un individuo de origen francés y de oficio pastelero, se estacionaba en la esquina norte de la calle de Hidalgo y la Plaza para vender su mercancía. A la hora de las ánimas exactamente llegaba con los menesteres de su puesto: un brasero; una mesita de madera rústicamente terminada, para colocarlo; una canasta de palma "patateada", llena de pasteles de varias clases, pero todos para ser horneados por el mismo procedimiento y servirlos calientes; un arpillera con carbón vegetal; una tinaja de barro que servia de horno ambulante y que se colocaba sobre el brasero, y un velón de hojalata, sobre un pie de lo mismo, con depósito de sebo y su mecha de borra de algodon.

Muy buenas ventas hacía el pastelero, y llegó a hacerse tan popular su mercancia, que hasta de los lugares mas apartados de la ciudad, venían a comprar los exquisitos pasteles que vendían a cinco por un real.

Ya estaba muy acreditado el "punto" del hábil pastelero, cuando el Alcalde ordenó que se quitara de allí y se pusiera en otra parte, por que daba mal aspecto con su cocina ambulante a la principal plaza de la ciudad.

El pastelero se fue con sus menesteres, pero no a lugar por distante, pues se instaló en la esquina de la misma calle real y el callejón que hoy se llama del Truco.
Este nombre nació, del pedregón del pastelero: "Pasen marchantes; aquí hay ricos pasteles y trucos a cinco por un real". Los trucos consistían en una especie de tubos de harina con alguna preparación especial, que al ponerse al fuego, se rellenaban por si solos de una pasta melosa con natural sabor a frutas que era muy gustada y apetecida.

Alguien pregunto al pastelero, que por qué le llamaba trucos a aquellos panes.
-Le parece a Ud. poco el truco, -le contestó- de que meta yo un pedazo de harina dentro de la tinaja y resulte lo que usted está saboreando?-
Desde entonces se conoce aquel Callejón con el nombre del Truco.
Pero lo curioso del caso es, que según se cuenta, el pastelero de los trucos emigro poco tiempo después de Saltillo, se estableció en la ciudad de México con el mismo negocio y fue uno de los ciudadanos franceses, cuyas perdidas, multiplicadas hasta lo inverosímil, originaron la invasión francesa de 1838, que se llamó la "Guerra de los pasteles".