Sin duda uno de los museos mas interesantes del país a mi parecer, muy completo y sin duda maravilloso que nos lleva a viajar atravez del tiempo, mirando con la cabeza completamente hacia arriba el tamaño de aquellos gigantes que habitaron nuestras tierras hace 70 millones de años.
En esta semana mayor de vacaciones el museo del desierto a recibido a cientos de personas, se a visto en los dias santos desplazamiento de personas impresionantes, acabo de visitar..por...umm quinta o septima vez este museo, y nunca me canso de hacerlo. Y nunca lo habia visto tan lleno, habia gente principalmente de otras partes de Coahuila, de Nuevo Leon y Tamaulipas, principalmente. Tambien habia muchos extranjeros y de muchas otras partes del país.
Ademas de en esta semana se llevo acabo la Feria del desierto, que termina mañana, asi que si no han ido, apresurense.
Es un museo sencillamente fascinantes, que te adentra a un mundo que a veces solo vemos en nuestras fantasias.
Ventana al conocimiento
Adentrarse en el Museo del Desierto, uno de los principales centros de interés en el sureste de Coahuila, abierto al público desde 1999, es recorrer en algo más de tres horas los 400 millones de años que comprende la exposición sobre la evolución.
Es posible apreciar y conocer detalles abundantes sobre las especies de flora y fauna típicas del desierto chihuahuense, del cual Coahuila forma parte.
Además de ofrecer exposiciones permanentes, el Museo del Desierto, que se localiza al oriente de Saltillo en terrenos del Centro Metropolitano, cuenta con talleres de astronomía, paleontología regional, conocimiento del medio natural y arqueología regional, a los cuales pueden acceder menores y adultos.
Hay información sobre las características de los desiertos del mundo, y está también el Laboratorio de Paleontología, donde expertos reconstruyen fósiles a la vista de los visitantes.
Asimismo, cuenta con una exhibición permanente de réplicas de dinosaurios, así como de flora y fauna existente en la Tierra hace más de 70 millones de años.
Imponente aparece un ejemplar de Tiranosaurio Rex, de más de tres metros de altura y 11 de largo, carnívoro que durante el Cretáceo (hace más de 60 millones de años) recorrió las praderas de Norteamérica.
También se muestran evidencias sobre la forma de vida que tuvieron los antiguos habitantes del noreste mexicano. Se pueden apreciar vestigios de cuando el hombre arribó a América, de los primeros asentamientos y de la fusión cultural posterior entre nativos, árabes y europeos.
Hay réplicas de cuevas, como la de San Vicente, que sirvieron de refugio para las tribus nómadas en las que, mediante pinturas y tallados en rocas, presentaban sus métodos de caza, sacrificios para los dioses, zonas con grandes atributos de la naturaleza como ríos y lagunas, además de la presencia de misioneros católicos, a partir del siglo XVI.
También se exhiben ornamentos, puntas de flecha, arcos, sandalias e instrumentos que utilizaban los primeros pobladores del desierto, con los cuales se pueden estimar sus hábitos de caza y la relación con su entorno natural.
El serpentario, con más de 50 especies distintas, y un área destinada a la conservación y reproducción de los roedores conocidos como perritos de la pradera o perritos llaneros, forman parte de las galerías que se encuentran dentro del museo.
Hay también un Jardín Botánico que ofrece más de 350 especies de cactáceas características de la zona, muchas de las cuales se ofrecen en venta al público.